domingo, 4 de diciembre de 2011

La sexualidad de mis hijos

En este apartado intentaremos llegar a un conocimiento base acerca de cómo hablar el tema de la sexualidad con tus hijos, cuando hacerlo y porqué se debe hacer

Para comenzar es muy importante que entendamos y dejemos la idea de que hablar de sexualidad es hablar de sexo (entendido como el acto erótico entre dos personas y que conlleva al coito)
esto es porque como adultos frente a un hijo nos es muy difícil aceptar la idea de que nuestros hijos establecen relaciones con otras personas y que son capaces de tomar decisiones maduras y afrontar las consecuencias de sus actos con responsabilidad.

¿COMO HABLAR SE SEXUALIDAD CON MIS HIJOS?


·         Hay que hacerlo lo más pronto posible, cuando los niños son pequeños sus preguntas y dudas son resueltas facilmente y así evitamos que se compliquen o sean resueltas por otros medios.
·         Se necesita ser lo más abierto y accesible posible, no cambie su tono o estado de ánimo ante preguntas que no desea, simplemente sea lo más natural posible.
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·         No deje que su miedo y temores personales le hagan perder la cabeza y le impidan acercarse a su hijo, sea lo más directo y sencillo que pueda.
LLO IMPORTANTE ES MANTENER ACTIVA LA COMUNICACIÓN PORQUE LA EDUCACIÓN Y ORIENTACIÓN MÁS IMPORTANTE ESTÁ EN LA CASA
SI TU NO LE INFORMAS OTROS LO HARÁN Y LA VÍA Y EL MODO PUEDE SER EL NO DESEADO

  TEN LA SEGURIDAD DE QUE SI TU LE DAS LA CONFIANZA QUE NECESITA TU HIJO EL TE DARÁ LA QUE TU ESPERAS DE ÉL
 

Cómo explicar a nuestros hijos e hijas la sexualidad
La familia tiene una responsabilidad ineludible a la hora de explicar la sexualidad a los niños y a las niñas, una responsabilidad de la que no se pueden desentender ni delegar totalmente en otras personas, aunque estas sean profesoras o profesores.
Un mensaje natural
Es normal que a los padres y a las madres les cueste hablar de este tema. La educación que ellos y ellas mismas recibieron dejó de lado, en muchas ocasiones, la educación de los sentimientos y la sexualidad. No nos sentimos cómodos en un tema que socialmente aún es un tabú, a pesar de la presencia constante de la sexualidad en nuestra vida personal y social. Somos seres sexuados desde nuestro nacimiento. Y, como otras muchas cosas, también es posible aprender a vivir y a disfrutar la sexualidad en libertad y con responsabilidad. Hay que presentar la sexualidad a los hijos e hijas como un acto humano y vital y explicárselo de una forma realista, sin magnificarlo ni banalizarlo. No debemos olvidar que somos un modelo para las relaciones afectivas de nuestros hijos e hijas y por ello debemos esforzarnos en ser coherentes con lo que mostramos y con lo que les pedimos.
En ocasiones, hay familias que temen dar información sobre sexualidad a sus hijos porque piensan que fomentarán su precocidad sexual. Todos los estudios, en cambio, demuestran que si a las y los menores se les da una buena formación en este tema, estos suelen acceder a las relaciones sexuales más tarde y de forma más madura. Por eso, la educación afectivo-sexual no ha de empezarse en un momento concreto de la adolescencia, sino que desde los primeros años se les puede educar, por ejemplo, en las actitudes personales que luego facilitarán su relación con las demás personas: familia, compañeros y compañeras y amistades. Unas relaciones personales positivas serán la base sobre la que se sustentarán unas relaciones afectivas positivas. Explicar el nombre de las partes y el funcionamiento del cuerpo humano sin omitir el aparato sexual cuando se bañan, escucharles sin burlarse cuando dicen con tres o cuatro años que tienen un “novio” o “novia”, o dejarles que vean las muestras de afectividad entre los padres, como los besos y abrazos, se sitúan también en el campo de la educación afectivo-sexual.
Hoy por hoy, nuestra sociedad transmite a las niñas que para ellas las relaciones afectivas son muy importantes en la construcción de su identidad como mujeres, más que para los hombres. En esa idea, el mito del amor romántico, del príncipe azul que las hará ser muy felices, alimentado por los cuentos y las películas, dificulta que niños y niñas puedan desarrollar relaciones afectivas sobre la base de la igualdad y la no dependencia emocional.
Los padres y madres, fuente de información y prevención
La familia puede aprovechar cada momento, circunstancia o hecho del día a día para hablar del tema poco a poco, pero abiertamente: cuando estamos viendo una película en familia, haciéndonos eco de alguna noticia, de un comentario… Algunas familias preferirán improvisar, otras prepararlo un poco, pero sea como sea, siempre hay que hacerlo de forma natural, buscando la proximidad con las niñas y los niños, y dejándoles claro que aunque sus padres y madres no sean expertos, siempre pueden recurrir a ellos para buscar información y consejos.
Es importante satisfacer su curiosidad cuando esta se manifiesta, respondiendo siempre de forma sencilla y concreta a las preguntas. Cuando son más pequeños no iremos más allá de la pregunta que han hecho. Hablaremos de amor y cariño y si la pregunta tiene que ver con “hacer el amor”, les responderemos diciendo que es algo que hacen los adultos íntimamente ligado al amor y al cariño, igual que el nacimiento de niños y niñas. Si en algún caso desconocemos la respuesta, podemos aplazarla diciéndoles que tenemos que informarnos y que les responderemos pronto. En ese caso, debemos respetar la palabra dada y recuperar el tema. Si se acostumbran a compartir sus dudas y sus curiosidades porque saben que las tenemos en consideración, será más fácil que continúen haciéndolo a lo largo de su vida.
Las niñas y los niños viven su sexualidad de una forma distinta y personal. Las familias deben aceptar a sus hijos e hijas tal como son, acompañándoles en su crecimiento y dejándoles ver que están a su lado.
Antes de que llegue la pubertad, es importante que conozcan los cambios por los que van a pasar, los cambios físicos y psíquicos, porque ese conocimiento les dará más seguridad cuando aparezcan y comprobarán que lo que les pasa les pasa a otras personas también.
Por último, no podemos olvidar que un aspecto de la educación afectivo sexual que preocupa a las madres y a los padres es la prevención de embarazos no deseados y de las enfermedades de transmisión sexual. Puede parecernos que es lo más urgente, sobre todo cuando llegan a la adolescencia. Es importante que tengan toda la información necesaria, pero, como decíamos al principio, forma parte del aprendizaje y del desarrollo de una sexualidad responsable y plena.



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